lunes, 30 de marzo de 2009

Entrevista de Hendaya



Entrevista de Hendaya


La reunión o entrevista de Hendaya, tuvo lugar en la estación de trenes de la localidad francesa de Hendaya junto a la frontera hispano-francesa el 23 de octubre de 1940 , donde Francisco Franco se entrevistó con Adolf Hitler, en presencia sus ministros de Asuntos Exteriores, Ramón Serrano Suñer (España) y Joachim von Ribbentrop (Alemania).Esta entrevista fue similar a la celebrada por Franco con Benito Mussolini en Bordighera (Italia) el 12 de febrero de 1941, aunque en este caso el interés de Mussolini por la participación española en la Segunda Guerra Mundial fue menor. Las negociaciones previasDurante el verano de 1940 y por iniciativa española se habían ido dibujando, por medio de contactos diplomáticos de alto nivel, las condiciones para una eventual participación española en la guerra. Las demandas territoriales sostenidas como punto partida por ambas dictaduras para afrontar las negociaciones eran: Por parte de Hitler, la cesión de una de las Islas Canarias, una base naval en Mogador o Agadir y, al parecer, la isla de Fernando Póo. Por parte de Franco, además de la colonia británica de Gibraltar, Orán, Marruecos y Guinea, las tres, parte integrante del imperio colonial francés. Además se sugirió la posibilidad de tomar también el Rosellón francés. Estas posturas parecían irreconciliables ya que para Hitler resultaba poco deseable estratégicamente enemistarse con Petain, por el desmembramiento del imperio francés y con Mussolini que podría ver, en una España excesivamente favorecida en las negociaciones, una competidora en sus propias ambiciones mediterráneas. Además, la estrategia de Franco era obtener el máximo de concesiones a cambio del mínimo de implicación en la guerra. Y es con el fin de aumentar la presión sobre Franco por lo que se acuerda la entrevista de máximo nivel en la ciudad vasco-francesa. El vagón del ErikaA las tres y veinte de la tarde llegó el tren oficial “Erika” de Hitler desde París. Franco por su parte llegó ocho minutos tarde y para cuando descendió del vagón, Hitler y von Ribbentrop le esperaban al pie de la escalerilla. Franco vestía uniforme militar con gorro cuartelero, mientras que Hitler usaba el uniforme del Partido, con gorra de plato. El barón Von Stohrer hizo las presentaciones y luego, juntos, los dos jefes de Estado revistaron las tropas.La entrevista se celebró en el coche-salón. En el momento de subir se le comunicó al embajador de España en Berlín, Espinosa de los Monteros, que ni él ni Von Stohrer iban a participar en la reunión. Así pues, a la entrevista asistieron únicamente Franco, Hitler, von Ribbentrop, Serrano Suñer y como intérpretes, por parte alemana Gross y por parte española el barón de las Torres.Adolf Hitler hizo una larga digresión sobre el Nuevo Orden europeo en el que España tendría su lugar si bien era necesario que participara de manera activa en la victoria del Eje. Además anunció ya una fecha precisa: sus paracaidistas estaban preparados para lanzarse el 10 de enero de 1941 sobre Gibraltar, según lo planeado en la Operación Félix. Cuando acabó, el Generalísimo hizo también una larga exposición. Habló de Marruecos y de suministros, preguntando si Alemania estaba en condiciones de enviar a España 100.000 toneladas de trigo. Las consideraciones de Franco irritaron a Hitler.Es importante precisar dos de los argumentos de Franco: El Reino Unido no estaba vencido y si resistía con tanto empeño es porque esperaba una intervención estadounidense. España no podía ceder a nadie el derecho a apoderarse de Gibraltar. Con todo esto, contaba con el consejo de Wilhelm Canaris (quien le aseguró a Franco, a espaldas de Hitler, que Alemania no ganaría la guerra). Sin embargo, le exigió condiciones prácticamente imposibles de cumplir. Entre ellas las reclamaciones territoriales que chocaban directamente con los intereses de la Francia de Vichy, con quien Hitler no deseaba enemistarse, pero también entregas de material militar, especialmente aéreo, del que Hitler no podía prescindir. La larga lista de reclamaciones de Franco hicieron que Hitler mencionara posteriormente a Mussolini que "antes que repetir la entrevista de nuevo, prefería que me sacaran tres o cuatro muelas".La reunión, sin embargo, no fue un absoluto fracaso, y Hitler consiguió salir de Hendaya con una promesa española de entrada en la guerra bajo el brazo, tras presiones y amenazas veladas a Franco, a quien Hitler insiste en que "debe tomar una determinación y no permanecer ignorante a los acontecimientos, y a que las tropas se hallan en los Pirineos". Rechazado en primera instancia por Serrano y Franco, el segundo protocolo constituye un firme compromiso con el Eje, lo que reconoce el mismo Serrano Suñer, aunque no deja de ser vago y cede a criterio de España la fecha de entrada en el conflicto. El protocolo secreto español fue probablemente destruido con posterioridad al conflicto, y lo mismo se temía del alemán hasta la salida a la luz en 1960 por parte del departamento de Estado de EEUU. Las posteriores negociaciones establecidas principalmente con Mussolini, que, aunque tenía más vínculos ideológicos y culturales con el Régimen Franquista lo veía como un potencial competidor, y el cambio de rumbo de la guerra impidieron la entrada española.Si Hitler hubiera ejercido una firme presión sobre España, es de prever que tarde o temprano habría conseguido su entrada en la guerra del lado del Eje. Pero, agobiado por asuntos más urgentes, cambió de planes. Lo cierto es que fue más bien la suerte de la historia la que ayudó a Franco en este dilema y no como se ha querido mostrar después, una “habilidad preclara del Caudillo” para ver más allá de los acontecimientos históricos. Consecuencias directasEn cualquier caso no llegaron a un acuerdo, por lo que España no entró oficialmente en esta guerra. El movimiento más directo de apoyo al Eje se produjo en junio de 1941, cuando Serrano Suñer, enfrentado a presiones internas por sectores pro-nazis, promovió el envío de una división de voluntarios españoles en apoyo de Alemania en la invasión de la Unión Soviética. La voluntariedad de estos soldados ha sido puesta en duda. Probablemente la mayoría acudieron, inflamados por ideales franquistas e ideas antisoviéticas, aunque algunos soldados profesionales acudieron con ellos (e incluso cuando se presentaba un oficial voluntario solía arrastrar a toda su unidad con él). El armamento y uniformes fueron suministrados en su totalidad en Alemania. Fue conocida como División Azul, y operó principalmente en el frente central y en el de Leningrado.Asimismo, existió una amplia tolerancia, incluso colaboración, ante la actuación de los agentes del Eje, principalmente alemanes, en España. Esta colaboración permitió a los ingleses efectuar la Operación Mincemeat, conocida por la novela y película El hombre que nunca existió para poder efectuar el desembarco de Sicilia con poca oposición alemana.

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