lunes, 15 de junio de 2009

11 M

Atentados del 11 de marzo de 2004

Los atentados del 11 de marzo de 2004, también conocidos como 11-M, fueron una serie de ataques terroristas cometidos en cuatro trenes de la red de Cercanías de Madrid. La sentencia de la Audiencia Nacional atribuye su autoría a miembros de células o grupos terroristas de tipo yihadista. La sentencia se encuentra actualmente apelada ante el Tribunal Supremo que previsiblemente resolverá los recursos de casación en julio de 2008.
Se trata del mayor atentado cometido en España hasta la fecha, con 10 explosiones casi simultáneas en cuatro trenes a la hora punta de la mañana (entre las 07:36 y las 07:40). Más tarde la policía detonó dos bombas más que no habían estallado, desactivando una tercera que permitió identificar a los autores. Fallecieron 191 personas, y más de 1.700 resultaron heridas.
Pocas semanas después, la policía localizó y rodeó al comando terrorista en Leganés. Al verse acorralados, sus miembros se suicidaron, haciendo estallar el piso en el que se habían atrincherado, precisamente cuando se percataron de que los GEO iniciaban el asalto. En esta acción murieron todos los miembros de la célula islamista allí presentes, además de un agente del grupo policial.
Anatomía de los atentados
Descripción de los atentados
En la mañana del jueves 11 de marzo de 2004 se produjeron 10 explosiones provocadas por diez mochilas cargadas con alto explosivo. Los análisis científicos de los restos tras las explosiones dieron como resultado que se trataba de un explosivo del tipo de la dinamita. Las investigaciones posteriores, basadas tanto en la mochila que no estalló como en los restos hallados en el vehículo utilizado por los autores, determinaron que el explosivo utilizado por los islamistas fue Goma-2 ECO, del que se usa habitualmente en las canteras.
Como ya se ha indicado, las explosiones tuvieron lugar en hora punta, entre las 07:36 y las 07:40. En la Estación de Atocha (tren n° 21431) (3 bombas), según la cinta de vídeo del sistema de seguridad de dicha estación, a las 7:37:47 ya se había producido la primera explosión; a las 7:38:36 se produce la segunda, en el coche 5; y a las 7:38:40 se produce la tercera, en el coche 4; en total se produjeron tres explosiones de dichas características.
Los artefactos estaban situados en los coches 1, 4, 5 y 6 (sobre el artefacto localizado en el primer coche del convoy, cabecera de tren, y que no estalló inicialmente, se realizaron maniobras para su desactivación por los equipos T.E.D.A.X. del Cuerpo Nacional de Policía, explosionando a las 9:59:18 (según la cinta de vídeo del sistema de seguridad); con posterioridad, a las 10:57:27 se procede, por los equipos T.E.D.A.X del C.N.P, a realizar maniobras de desactivación sobre lo que consideraron un artefacto explosivo (que no resultó tal), en el segundo coche de la composición.
En la estación de El Pozo del Tío Raimundo hicieron explosión 2 bombas; en la estación de Santa Eugenia, una; y en un cuarto tren, junto a la calle Téllez, en las vías que se encaminan a la estación de Atocha desde el sur, otras cuatro bombas. Las fuerzas de seguridad encontraron, en el interior de los mismos trenes, otros dos artefactos que habían fallado. Ambos fueron detonados por motivos de seguridad.
También se encontró una tercera bomba en la estación de El Pozo del Tío Raimundo, que, tras realizar, inadvertida, un periplo entre el IFEMA y varias comisarías de policía, pudo ser examinada. Contenía 500 gramos de explosivo plástico Goma-2 ECO, metralla, un detonador y un teléfono móvil que hacía de temporizador, manipulado para que la alarma activase el detonador. Los indicios hallados en esa mochila permitieron establecer las primeras hipótesis firmes, y desencadenaron la persecución policial sobre los supuestos autores.

Cronología de los atentados (11 de marzo, 6:45 a 7:40)
07:37: Tres bombas explotan en el tren 21431 en vía 2 dentro de la estación de Atocha (no explotando simultaneamente).
7:38: Dos bombas explotan en el tren 21435 en la estación de El Pozo del Tío Raimundo.
7:38: Una bomba explota en el tren 21713 en la estación de Santa Eugenia.
7:39: Segundos más tarde, cuatro bombas explotan en el tren 17305 en la calle Téllez, 500 m antes de entrar en la estación de Atocha.
Consecuencias personales
El número oficial de muertos, a 23 de marzo de 2004, es de 191 (de ellos, 177 en el acto o durante los primeros minutos tras el atentado), y el recuento definitivo de heridos fue de 2.057 personas lesionadas, con lo que este atentado supone el segundo atentado más letal por el número de víctimas mortales, y el primero atendiendo al número de heridos, que había sufrido Europa hasta la fecha en tiempos de paz (tras el derribo de un avión de la Pan Am en Lockerbie, el 21 de diciembre de 1988). El número de 202 fallecidos que se proporcionó en un principio fue reduciéndose debido a una mejor identificación de algunos restos.
Los heridos fueron trasladados a diversos hospitales de Madrid. El número de afectados fue tan grande que fue preciso instalar un hospital de campaña en las instalaciones deportivas Daoíz y Velarde, próximas a la calle Téllez, para proporcionar las primeras ayudas y planificar la evacuación a instalaciones hospitalarias.
El número final de muertos sería de 191 (más dos fetos de tres y ocho meses de gestación), puesto que un niño, muerto el 10 de mayo, a las 48 horas de nacer, debido a las heridas sufridas por su madre en el atentado, se contabilizó también como víctima del atentado.
Repercusiones políticas y sociales
La discusión sobre la autoría (11-14 de marzo)
Estos atentados fueron cometidos tres días antes de las elecciones generales. Aunque finalmente se imputó a una célula local de terrorismo islamista, en España fueron interpretadas en clave local por la mayor parte la clase política y periodística. En las primeras horas, todas las hipótesis señaladas por el gobierno, los principales partidos políticos y medios de comunicación apuntaron a un atentado de ETA, si bien en la primera comparecencia pública del presidente del gobierno, José María Aznar, no se citó en ningún momento a la organización terrorista vasca.
Más tarde, a la luz de nuevas informaciones, aunque todavía sin pruebas concluyentes, algunos medios de comunicación y los grupos políticos en la oposición (PSOE e IU) interpretaron el atentado como un castigo al gobierno español debido a la participación española en la guerra de Irak. El gobierno se negó a aceptar esa relación, debido a lo prematuro de las presunciones sobre la autoría. Sin embargo, el gobierno del PP en todo momento apuntó a la autoría de ETA como más probable, en ausencia de pruebas claras sobre los autores.
En medio de la tensión provocada por las discrepancias de la autoría, entre los días 12 y 14 de marzo de 2004 se produjeron manifestaciones oficiales de repulsa, concentraciones (convocadas mediante mensajes electrónicos y SMS) ante las sedes del Partido Popular en la jornada de reflexión previa a las votaciones del 14-M, así como las propias elecciones.
Tras dos años de investigaciones, parlamentarias y policiales, se imputó por Auto de procesamiento a terroristas islámicos que actuaron inspirados en Al-Qaeda, aunque algunos medios de comunicación y el PP (ahora en la oposición) siguen insistiendo en la relación de ETA con el atentado. Incluso se elevan las acusaciones hasta cierto nivel de conspiración, basándose en ciertos datos, difusos o erróneos, de la investigación. Por ejemplo, en la investigación sobre el origen de los explosivos empleados, aparecieron diversos delicuentes no islamistas, entre ellos algunos confidentes policiales.1 2 También fue suministrada información errónea en varias ocasiones, lo que alentó estas acusaciones.
En las jornadas previas al atentado, las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado se encontraban en situación de máxima alerta, a la espera de un atentado de la organización terrorista ETA coincidiendo con la campaña electoral, debido a que esta táctica ya había sido utilizada con anterioridad por el grupo. De hecho, las operaciones policiales recientes reafirmaban ese temor, ya que en diciembre se había detenido un intento de ETA de explosionar 50 kg de titadine en dos maletas colocadas en trenes con destino a Madrid.
En las primeras horas del atentado, todos los partidos políticos y los medios de comunicación atribuyeron la autoría del atentado a ETA. Tan solo Arnaldo Otegi, dirigente político de Batasuna, partido político afín a ETA (e ilegalizado por su vinculación con la organización terrorista), negó su participación en el atentado. El gobierno no dió crédito a esa negación, argumentando que en otras ocasiones se habían producido hechos similares con el fin de confundir a los cuerpos de seguridad del Estado. Inmediatamente después los atentados, el presidente del Gobierno José María Aznar y el líder del principal partido de la oposición José Luis Rodríguez Zapatero atribuirían a ETA la autoría de los mismos ante la opinión pública española. Numerosos corresponsales extranjeros recibieron llamadas telefónicas del Gobierno indicando la autoría de esta banda terrorista, para "ayudar a despejar cualquier duda que pudieran generar partes interesadas". El ministerio de Asuntos Exteriores envió faxes a las embajadas españolas para que afirmaran la autoría de ETA. La diplomacia española también logró que el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas emitiera su Resolución 1530 de 11 de marzo atribuyendo la responsabilidad de los atentados al "grupo terrorista ETA". Por este hecho el Gobierno de España tuvo que excusarse ante las Naciones Unidas con posterioridad.3
No obstante, el mismo día de los atentados aparecieron indicios que apuntaban hacia grupos fundamentalistas islámicos. Algunos medios de comunicación extranjeros se hicieron rápidamente eco de estos indicios. Por ejemplo, los medios de comunicación de EE.UU. más afines al gobierno Bush, inmediatamente apuntaron a la autoría de Al-Qaeda. Pronto comenzaron las críticas al gobierno, por parte de los grupos políticos y mediáticos en la oposición, según ellos, por no reconocer que se trataba de un atentado islamista y mantener la hipótesis de ETA, dando comienzo a la polémica, que aún hoy en día continúa, sobre la autoría y las implicaciones electorales del suceso. Todo ello se producía cuando en aquellos instantes las fuerzas y cuerpos de seguridad del estado, responsables de la investigación, no habían llegado a determinar la autoría en uno u otro sentido.
El gobierno Aznar, dejando abiertas todas las hipótesis, intensificó sus mensajes para reforzar la hipótesis de la autoría de ETA. Las televisiones públicas (nacional y autonómicas), emitieron vídeos de víctimas de ETA y documentales sobre el terrorismo de este grupo en varias ocasiones. Esto suscitó la aparición de las dudas en la ciudadanía debido a los datos contradictorios y a la sensación de los ciudadanos de un intento de manipulación de la información por parte los dos grupos políticos mayoritarios (PP y PSOE).
El sábado, en la misma jornada de reflexión, se efectuaron las primeras detenciones, al tiempo que se producían manifestaciones no autorizadas ante las sedes del PP.
En resumen, desde el mismo momento del atentado, se barajaron dos hipótesis acerca de la autoría de los atentados, tanto por parte de los grupos policiales encargados de la investigación, como por los medios de comunicación y los grupos políticos. Una de ellas era la autoría de ETA y la otra la autoría de integristas islámicos.
La hipótesis de ETA
Las razones que se esgrimieron en favor de esta tesis son las siguientes:
El largo historial terrorista de ETA en España y la ausencia de acciones terroristas de los grupos islámicos en España. Aunque estos últimos disponían de redes logísticas en el país (investigadas por su posible relación con el 11-S) y habían realizado amenazas mencionando Al-Andalus, no habían cometido ningún atentado, ni parecían participar más allá de este apoyo logístico, mientras que ETA sí se había mantenido activa.
Su intención de cometer un atentado en Madrid. El 24 de diciembre de 2003, dos meses y medio antes de los atentados, la Policía Nacional había detenido a dos etarras que pretendían cometer un atentado con dos maletas-bomba, en la estación madrileña de Chamartín. También, el 28 de febrero de 2004, se había interceptado a otros dos miembros del grupo terrorista ETA que se dirigían a Madrid con una furgoneta cargada con más de 500 kg de explosivos. Por los indicios hallados en la furgoneta, se pensó que preparaban un atentado en el Corredor del Henares, escenario de la masacre del 11M, o en alguna subestación eléctrica o nave industrial.
Su intención de cometer un atentado con 12 mochilas bomba. Los etarras Irkus Badillo y Gorka Vidal, detenidos con la furgoneta con 500 kg de explosivos, declararon que ETA les había ordenado la colocación de 12 mochilas bomba en la estación de esquí de Baqueira-Beret, pero que tras observar el terreno, desistierion de perpetrar el atentado.4 Sí de dimensiones menores, ya que utilizaron varias veces explosivos en la capital después de los atentados del 11M (3 de diciembre de 2004, 9 de febrero de 2005, 25 de mayo de 2005 entre otros), si bien sin causar ningún muerto.
Los materiales usados en los atentados. En un primer momento se informó desde el gobierno, asesorado por los informes policiales preliminares, de que los explosivos usados en el atentado eran del mismo tipo que el habitualmente usado por ETA. Sin embargo no se especificó si al decir "tipo" se indicaba la clase de explosivo (dinamita) o a la marca. Numerosos medios se apoyaron en sus palabras para difundir que se trataba de Titadine lo cual reforzó la idea de que pudiera ser ETA ya que esta era la marca de la dinamita usada en los últimos tiempos por la banda terrorista. Posteriormente surgieron pruebas que indicaban que el dato divulgado no era correcto ya que el explosivo encontrado en la mochila recuperada de los vagones era dinamita del tipo Goma-2 ECO. Este explosivo había sido usado por ETA hacía varios años, pero había dejado de usarla en favor del titadine, más sencillo de obtener por ETA en Francia y de un mayor poder explosivo. Más tarde, las pruebas policiales también indicaron que los detonadores eran distintos a los utilizados por ETA en sus últimos atentados. Posteriormente se señaló que los explosivos tenían una procedencia distinta a la utilizada habitualmente por ETA. Sin embargo, los técnicos policiales facilitaron datos erróneos en los primeros análisis forenses que oscurecieron la información suministrada. Este hecho se ha utilizado por los defensores de una conspiración para apoyar sus afirmaciones.
La distribución el 10 de marzo en San Sebastián de folletos en los que se instaba a boicotear a Renfe, que podría interpretarse como un aviso a los simpatizantes de ETA para que no se vieran afectados.5
La intromisión en un asunto interno de un país occidental, como es una campaña electoral a nivel nacional, en vez de seleccionar un acontecimiento con repercusión internacional, como sucedería posteriormente en el 2005 cuando se produjo un atentado similar en la reunión del G8 en Escocia.
Los terroristas suicidas: Utilizada en la mayoría de los atentados cometidos por islamistas (en Israel es una táctica común). El uso de suicidas había sido común en los atentados producidos en oriente, si bien en occidente el primer caso fue el del 11-S. La ausencia de terroristas suicidas hizo dudar en una primera instancia de la autoría islamista. El propio día 11 a las 22.00 la cadena de radio la SER comenzó a emitir la noticia (demostrada falsa) del hallazgo de un terrorista suicida en uno de los vagones.6 7 El Instituto Anatómico forense desmintió categóricamente que existiera algún suicida en los ataques.
La hipótesis islamista
Las razones que se esgrimieron en favor de esta tesis son las siguientes:
La ausencia de aviso: en la época del atentado, ETA solía avisar antes de sus atentados, y en este caso no existió ningún aviso.
El alto número de víctimas: una de las características común a los últimos atentados islamistas es la búsqueda del efecto apocalíptico, buscando el máximo número de víctimas. Por otro lado, desde el atentado de Hipercor el día 19 de junio de 1987, ETA no cometía un ataque con un gran número de víctimas.
Ataques simultaneos coordinados: otra característica común a los atentados cometidos por fundamentalistas islámicos es la realización de varios ataques simultaneos y coordinados (en EE.UU., Reino Unido y la India entre otros). ETA ha utilizado esta táctica en ocasiones, si bien no en atentados de gran magnitud.
La debilidad logística de ETA: la atribución a ETA de dicha acción implicaba pensar que la banda se encontraba más fuerte de lo que afirmaban los informes policiales previos. Un comando itinerante típico de ETA suele constar de, como mucho, cuatro integrantes mientras que la acción del 11M requería de por lo menos el doble de personas para llevarse a cabo. Los informes finales del Juez del Olmo parecen confirmar que la acción fue perpetrada por un grupo de 10 o 12 terroristas 7 de los cuales serían los suicidas de Leganés.
Los precedentes: se había producido otra acción recientemente contra intereses españoles: el 16 de mayo de 2003, fecha en la que un grupo de 13 suicidas marroquíes atacó contra el restaurante de la Casa de España en Casablanca, entre otros objetivos, donde murieron 41 personas (3 de ellas españolas). También el atentado cometido en el restaurante El Descanso en Madrid el 12 de abril de 1985 (18 muertos y aproximadamente 100 heridos) fue reivindicado por la Yihad islámica, aunque el sumario se archivó sin citar autor conocido. Este caso fue reabierto en 2005 cuando EE.UU. entregó a Mustafá Setmarian Nasar, detenido en Pakistán como sospechoso de haber cometido el atentado.
Las amenazas de Bin Laden a España y las guerras de Iraq y de Afganistán: tras el apoyo por parte del Gobierno de España a las Guerras de Iraq y Afganistán y la participación de las fuerzas armadas españolas en la coalición que las llevaron a cabo, Bin Laden realizó una grabación en vídeo donde lanzaba amenazas contras los participantes en las guerras, señalando de forma directa a España. La emisión del vídeo se realizó el 18 de octubre de 2003.
La fecha simbólica de los ataques: los ataques se produjeron 2 años y medio (911 días) después de los atentados del 11 de septiembre (9/11). Este hecho fue visto por algunos como indicador de la autoría por parte de islamistas.
Las matrículas no estaban dobladas: ETA acostumbra a falsificar las placas de matrícula de los coches que roba y en este caso no era así.
Aparición de Pruebas Policiales
El desmentido de ETA y Batasuna: por la radio y en rueda de prensa Arnaldo Otegi, en nombre de Batasuna, "rechaza totalmente" esta "masacre" y se desvincula del atentado, descartando que ETA esté implicada. Sugiere como hipótesis que los culpables sean terroristas islámicos como Al Qaida, quizá como respuesta al apoyo español a la invasión de Iraq. La primera reacción del gobierno es rechazar esta interpretación, considerando que sólo trata de enturbiar la investigación. ETA declara en dos ocasiones, antes y después de las elecciones del 14M, que no fue obra suya.
La cinta en árabe: la tarde/noche del 11 de marzo se encuentra en Alcalá de Henares, (de donde venían tres de los cuatro trenes) una cinta comercial en árabe con versículos del Corán en una furgoneta con detonadores robada el 28 de febrero. La cinta contenía versos que usaban los terroristas islámicos para motivarse antes de entrar en acción.
La reivindicación islamista: es característico de los grupos islámicos no reivindicar los atentados para incrementar la sensación de terror. Tampoco ETA reivindicó inmediatamente su atentado más cruento. En este caso el periódico 'Al Quds Al Arabi' Al-Quds recibe esa misma noche (21.30 del 11-M) en su sede en Londres una carta que afirma que las Brigadas de Abu Hafs Al Masri, en nombre de al Qaida, la red terrorista de Osama bin Laden, está detrás de los atentados perpetrados en Madrid. Según dice, estos ataques son un «ajuste de viejas cuentas» con España, a la que acusa de complicidad con Estados Unidos y Gran Bretaña en una «cruzada contra el Islam». El sábado 13-M a las 19.40 la cadena de televisión Tele-Madrid informa al 091 del aviso de la existencia en Madrid de una cinta de vídeo reivindicativa. A las 0.45 del 14-M el ministro de interior informa que en dicho vídeo un hombre con acento marroquí, autodenominándose portavoz militar de Al-Qaeda en Europa, reivindica el atentado. Esta persona afirma ser 'Abu Dujan al Afgani', portavoz militar de Ansar Al Qaeda en Europa, y reivindica los atentados en nombre de este grupo terrorista.
Los explosivos y los detonadores: a las 14.00 del día 12 de marzo, el Ministerio del Interior dio una serie de detalles sobre los detonadores y tipo de explosivo empleado que parecen encaminar las sospechas hacia algún grupo islámico, ya que son completamente diferentes a los que ha utilizado ETA en los últimos años.
El arresto de los primeros sospechosos: el 13 de marzo cinco personas son arrestadas, dos indios (hinduistas) y tres marroquíes (musulmanes, uno de ellos Jamal Zougam) por vender, respectivamente, el términal y la tarjeta telefónica prepago halladas en la mochila bomba que la policía desactivó junto a la comisaría de Vallecas.
El papel de los medios de comunicación electrónicos (11-13 de marzo)
Las discrepancias entre las versiones aportadas por los diferentes medios de comunicación en las que Onda Cero, Radio Nacional de España, Radiotelevisión Española y El Mundo entre otros apoyaban la hipótesis oficial de la autoría de ETA, mientras que otros como La Vanguardia, la Cadena SER, La Voz de Galicia o TV3 apoyaban la hipótesis islamista (si bien en un primer momento aceptaron la hipótesis oficial), provocó una sensación de duda en todo el país. El tráfico de información sobre los atentados a través de Internet y teléfono móvil entre ciudadanos en forma de mensajes en cadena o de foros de discusión aumentó en los días previos a las elecciones del 14 de marzo. También se incrementó el trafico y la consulta de la prensa internacional a través de internet que adjudicaban la autoría del atentado al terrorismo islámico.
Se intensificaron las consultas a los blogs y medios digitales. Los foros de internet se convirtieron en un hervidero de información, contradictoria muchas veces, en los que se contraponían las distintas versiones de los hechos. De hecho, casi todos los foros trataran el tema que tratasen, se vieron inundados por consignas y reflexiones relativas a los atentados terroristas. La mensajería instantánea se utilizó por primera vez en España como medio de comunicación masivo defendiendo la versión de la hipótesis islamista entre los días 11 y 14 de marzo y convocando a manifestaciones frente a las sedes del PP la tarde/noche de la jornada de reflexión. Infinidad de cadenas de mensajes cortos a móviles (SMS) y de correos electrónicos fueron enviadas durante esos días advirtiendo a todo el mundo sobre la autoría del atentado que supuestamente se trataba de ocultar. La gente se pasaba links de artículos de prensa internacional y nacional que diferían de la opinión del gobierno así como información difundida por ellos mismos.
En estos medios alternativos no sólo se difundieron indicios o pruebas, sino también rumores y bulos intencionados. El cineasta Pedro Almodóvar se haría eco de uno de los más graves, cuando, en unas controvertidas declaraciones públicas ante la prensa internacional afirmó que "el PP estuvo a punto de provocar un golpe de Estado" en los días que siguieron a los atentados.
Reacciones políticas (11, 12 y 13 de marzo)
Reacciones al atentado desde fuera de España
Diversos líderes mundiales expresaron su condena por los atentados de Madrid y se solidarizaron con las víctimas. También lo hicieron organismos internacionales como Amnistía Internacional.
El Parlamento Europeo declaró el día 11 de marzo "día de las víctimas del terrorismo".
Estados Unidos ofreció su apoyo en la lucha antiterrorista para localizar a los responsables. Israel ofrece a expertos para el reconocimiento de los cadáveres y el análisis de ADN.
En Francia, todas las banderas nacionales ondean a media asta durante los tres días de luto en España. La bandera de la Unión Europea también ondeó ese día a media asta.
La mayor parte de las bolsas europeas cayeron el 11 de marzo entre un 2 y un 3% como consecuencia de los ataques de Madrid. El índice Dow Jones cayó un 1,6%. Las acciones de empresas relacionadas con la aviación y el turismo fueron las más afectadas.
Polonia y Portugal declararon el 12 de marzo día de luto nacional.
Personalidades como Romano Prodi, Silvio Berlusconi, Jean-Pierre Raffarin y Joschka Fischer viajaron el 12 de marzo hacia Madrid para participar a las multitudinarias protestas silenciosas de las 7 de la tarde.
En una entrevista televisada, el 13 de marzo, Fidel Castro acusó al gobierno español de engañar a sus ciudadanos sobre los ataques para conseguir réditos electorales; y afirmó que José María Aznar había sabido que un grupo islámico estaba detrás de los atentados, pero que había preferido acusar a ETA.
En Rumanía, todas las banderas nacionales ondearon a media asta y el gobierno declaró el 14 de marzo día de luto nacional solidarizando con las víctimas españolas y rumanas (9 muertos, 8 desaparecidos y 24 de los 76 heridos todavía hospitalizados).
Reacciones de la sociedad (11-14 de marzo)
Jueves, 11 de marzo
Se sucedieron concentraciones silenciosas en rechazo por el atentado en las universidades españolas.
En toda España tuvieron lugar manifestaciones espontáneas, sobre todo contra ETA, en cuanto se dio a conocer la noticia del atentado, antes de la manifestación convocada por el Gobierno para el día siguiente a las 19:00.8
La tarde del 11 de marzo el compositor luxemburgués Pierre Even escribió un "Agnus Dei, para las víctimas del 11 de marzo de 2004 en Madrid" para voz aguda y órgano.
Viernes, 12 de marzo: manifestación oficial
Esta manifestación, convocada por el gobierno, fue probablemente la protesta más multitudinaria de la historia de España junto con la realizada tras el intento de golpe de Estado del 23-F, la manifestación de repulsa tras el asesinato de Miguel Ángel Blanco o las manifestaciones contra la guerra de Iraq. Durante la manifestación del viernes 12 ya se hicieron sentir muchas de las divergencias.
El 12 de marzo, tuvieron lugar concentraciones contra el terrorismo a las 12:00. La mayor parte de los comercios cerraron a las 18.30, y colgaron banderas de España con un lazo negro o carteles para expresar solidaridad hacia las víctimas.
A las 19.00, 2,3 millones de personas se manifestaron en Madrid (población de 4 millones) bajo una lluvia intensa, gritando "todos íbamos en ese tren", "no estamos todos: faltan 200", "España unida jamás será vencida", "ETA no!", "Al-Qaeda no!" o "Asesinos, asesinos". En un principio la manifestación iba a tener lugar entre la plaza de Colón y Atocha, de hecho se llenaron también las calles adyacentes. De forma poética, se decía que no llovía en Madrid, sino que Madrid lloraba. El Príncipe Felipe y las Infantas Elena y Cristina de Borbón se unieron a la manifestación, siendo ésta la primera vez en la historia que un miembro de la familia real española lo hace. El cardenal Rouco Varela, Arzobispo de Madrid, también se manifestó por primera vez. También estuvieron allí el Presidente del Gobierno José María Aznar, el Presidente de la Comisión Europea Romano Prodi, el Primer Ministro italiano Silvio Berlusconi, el Primer Ministro portugués José Manuel Durão Barroso y el Primer Ministro francés Jean-Pierre Raffarin, así como los ministros de Exteriores alemán, sueco y marroquí.9
Nueve millones de personas se manifestaron en otras ciudades españolas, con lo que en total fueron 11,4 millones los manifestantes en toda España.10 En Barcelona se manifestaron 1,5 millones, con el lema Avui jo també sóc madrileny (Hoy también soy madrileño). Es especialmente significativo que en varias ciudades, el número de manifestantes superó la población normal de las mismas, como ocurrió en Cádiz (140.000 habitantes; 350.000 manifestantes).
El lema de la manifestación fue "Con las víctimas, con la Constitución, por la derrota del terrorismo". La parte de "con la Constitución" fue muy protestada por la oposición, ya que, dados los debates políticos que hubo en España en meses anteriores, se podía intuir una condena implícita a ETA más que al terrorismo en general y un apoyo al Gobierno del PP, que había rechazado reformar la Constitución mientras que otros partidos habían propuesto diversas reformas.
Muchas pancartas condenaron expresamente a ETA y algunas, también, a dirigentes de partidos nacionalistas. Otras, sin embargo, condenaban el terrorismo y apoyaban la paz, o condenaban la violencia en general. Debido a la percepción de algunos de que el gobierno manipulaba la información para defender la hipótesis de que el atentado había sido provocado por ETA, hubo también pancartas de protesta contra el Partido Popular y contra la guerra en Iraq. Algunas pancartas expresaron un rechazo contra el lema oficial: "Barcelona con Madrid, Barcelona por la paz, la Constitución es otro tema" o "¿Qué pinta la Constitución aquí?".11
A sólo dos días de las elecciones y con sospechas de que se había manipulado información, numerosos manifestantes exigían saber quién había sido el autor del atentado antes de votar. A gritos de "¿Quién ha sido?" o "¡El PP miente, queremos la verdad! los manifestantes mostraron su indignación ante la supuesta ocultación de datos por parte del gobierno de Jose María Aznar.
También se produjeron manifestaciones en otras ciudades de Europa y América.
Sábado, 13 de marzo: jornada de reflexión
Ese día el gobierno seguía facilitando las pruebas policiales que indicaban cada vez con más fuerza la autoría islámica, pero sin embargo insistía en no descartar a ETA como la principal vía de investigación.12 13 La mayoría de la población sabía ya que podía tratarse de un atentado de terroristas integristas islámicos. Los medios internacionales lo daban por descontado, incluso antes de la aparición de pruebas policiales. PSOE e IU propagaron la idea de que el gobierno intentaba aplazar la comunicación de esa conclusión inevitable hasta el lunes a fin de protegerse de la repercusión en los votantes, y el PP por su parte acusaba al PSOE de utilizar los datos con fines electoralistas. Los ciudadanos estaban desconcertados ante la información contradictoria que aparecía en los medios de comunicación, defendiendo una postura o la opuesta. La sensación generalizada era que se estaba intentando manipular la opinión ante un asunto de tal gravedad, tanto por parte de un bando como del opuesto.
Este ambiente de incertidumbre creaba, en un país todavía en estado de shock por la contemplación de las caravanas de coches fúnebres y de los trenes destrozados, un sentimiento de gran desazón.
A medida que el día avanzaba y aparecían más indicios sobre la autoría de terroristas islámicos, los elementos moderados de la izquierda fueron aceptando la idea de promover las protestas. Tras una comparecencia del alto cargo del PSOE Alfredo Pérez Rubalcaba con expresiones tan polémicas como Los españoles se merecen un gobierno que no les mienta,14 y en ese contexto, los elementos más exaltados comenzaron a convocar manifestaciones frente a las sedes del PP a sabiendas de que tal cosa estaba prohibida por la ley y ponía en grave riesgo el orden público. La iniciativa corrió como la pólvora mediante comunicaciones personales y se llegó al extremo de convocar una cacerolada para la noche.
Mariano Rajoy, candidato del PP a la presidencia, tildó las manifestaciones de "hechos gravemente antidemocráticos [...] que tienen por objetivo influir y coaccionar la voluntad del electorado en el día de reflexión". El Partido Popular lo denunció ante la Junta Electoral Central, ya que el día antes de las elecciones es día de reflexión, y por tanto, no se permite ningún pronunciamiento partidista por parte de los políticos ni manifestaciones o anuncios que pidan el voto. La Junta Central Electoral (JCE) declaró ilegales esas manifestaciones el día posterior,15 16 aunque de forma efectiva no suponía ninguna diferencia, ya que no podía actuarse contra nadie.
Unas 3.000 personas se congregaron ante la sede del Partido Popular en la calle Génova de Madrid. En Barcelona, una marcha de 150 personas que empezó a las 19:40 en la rambla de Canaletas creció en número hasta 3.000 personas antes de convertirse en manifestación en la Plaza de Sant Jaume. La sede de esa misma ciudad también se vio rodeada a esas horas por miles de manifestantes y una cacerolada estruendosa recorrió todas las calles. Existieron manifestaciones similares en otras ciudades como Santiago de Compostela, Sevilla o Valencia.
El hecho de que las manifestaciones fueran convocadas mediante SMS contribuyó a que no hubiera ninguna vertebración de los manifestantes y que todos acudieran con la idea de "hacer algo" sin saber muy bien qué.
La situación alcanzó su clímax durante la cacerolada, apoyada por grupos de coches que tocaban la bocina mientras circulaban por las principales calles y plazas del país. A pesar de la tensión desatada por el ruido de las cazuelas y del riesgo evidente de incidentes graves, la madrugada fue apagando los ánimos sin que hubiese que lamentar ningún herido o altercado violento. Radiotelevisión Española, la televisión pública, mantuvo en su programación a Cine de Barrio para posteriormente proseguir, ya en horario de máxima audiencia, con la emisión de la película "Asesinato en febrero", que trata sobre el asesinato por ETA del diputado autonómico vasco Fernando Buesa y de su escolta, Jorge Díez desairando a las personas que habían pensado que al final el gobierno se rendiría a la evidencia en lugar de insistir en un curso de acción que estaba creando el riesgo real de violencia civil.
14 de marzo: las elecciones
Se celebran las elecciones generales. Desde diversos medios de comunicación se anima a los ciudadanos a votar en las urnas para que "los terroristas no coarten la democracia".
Entre los incidentes de la jornada, destacan las críticas que se dirigieron a Aznar por parte de detractores cuando acudió a votar a su colegio electoral junto a su esposa, Ana Botella, y que le responsabilizaban de los atentados. Ésta no pudo evitar las lágrimas. En el mismo momento también se escucharon vítores de partidarios del entonces presidente del Gobierno.17
El escrutinio otorgó la victoria al PSOE en unas elecciones marcadas por la mayor participación en número de votantes de España (unos 25 millones), aunque en porcentaje no fue el mayor (rozó el 78%). Otro efecto importante en estas elecciones fue la polarización del voto, acumulando los dos grandes partidos, PSOE (10.909.687) y PP (9.630.512) el 82% de todos los votos emitidos.
Consecuencias de los atentados
Destino de las víctimas
Tras los atentados, se creó la Oficina de Atención a las Víctimas. Un año después, ésta había indemnizado a 851 víctimas por un total de 44.219 millones de euros. También concedió 449 tarjetas de residencia a víctimas y 451 a sus familiares, de los 2.590 que las solicitaron.
Por su parte, la Comisaría General de Extranjería y Documentación recogió hasta el 1 de mayo de 2004, 1.209 solicitudes de nacionalidad, que remitió a la Dirección General de los Registros y del Notariado.
La mayoría de familiares y víctimas de dichos atentados se unió a la Asociación 11-M Afectados del Terrorismo que presidiría Pilar Manjón. Meses más tarde se fundó la Asociación de Ayuda a las Víctimas del 11-M presidida por Ángeles Domínguez a la que se unieron algunas víctimas afines a la de Francisco José Alcaraz quien presidía la Asociación de Víctimas del Terrorismo (AVT) asociación a la cual también acudieron unos pocos afectados. La asociación de Manjón insistió en la responsabilidad de José María Aznar y de su gobierno, por haber implicado a España en la Guerra de Iraq.
Zapatero nombró a Gregorio Peces-Barba (ex Presidente del Congreso de los Diputados, rector de la Universidad Carlos III y militante del PSOE) como Alto Comisionado de Apoyo a las Víctimas del Terrorismo.
La fractura social
Mientras en democracias más antiguas como Estados Unidos y Gran Bretaña, atentados similares (11-S y 7-J, respectivamente) no produjeron apenas fractura social, sino que unieron a la sociedad civil en torno a sus instituciones, en España tuvo lugar el cenit de la tensión social y política que se había ido incrementando durante la segunda legislatura de Aznar (Véase VII Legislatura de España).
Este fenómeno, denominado "agrupamiento tras la bandera", no se produjo en el caso español, debido entre otros factores, y según los expertos en terrorismo, a la mala gestión de la crisis llevada a cabo por el entonces presidente Jose Mª Aznar (mala gestión demostrada también en otras emergencias a que tuvo que hacer frente, como el accidente del Prestige o del Yakolev 42).18
Ruptura del Pacto Antiterrorista
Tras los atentados se rompió de facto el Pacto Antiterrorista que el PP y el PSOE habían firmado, pues éste prohibía expresamente el uso electoralista de los atentados. El PSOE acusó entonces al PP de mentir y manipular, mientras que el PP lo acusaría a su vez de instigar y participar en las manifestaciones contra las sedes y miembros del PP.
Influencia en las elecciones
Existe la teoría, ampliamente aceptada, de que el resultado electoral se vio influido por los atentados que tuvieron lugar tres días antes en Madrid. Hay dos posturas a este respecto:
Una de ellas afirma que los atentados dieron un vuelco a las elecciones. Según esto, un gran número de votantes cambiaron finalmente su voto a favor del PSOE, a causa de su irritación y el descontento que les producía la supuesta manipulación informativa del gobierno y su política exterior. El hecho de que los atentados de Madrid hubieran podido producirse en respuesta al apoyo español a la invasión de Iraq, contra la cual se había manifestado masivamente el pueblo español, debió servir como catalizador recuperando todo el descontento acumulado desde entonces. Contra esto, y ya en semanas posteriores, algunos miembros del PP han argumentado que estos actos terroristas estaban planeados desde antes de la invasión.
Otra hipótesis es que los atentados únicamente mejoraron los resultados de los socialistas, pero no dieron el vuelco, porque el PSOE hubiera ganado de todos modos o, por lo menos, el PP no hubiera conseguido la mayoría absoluta que necesitaba para gobernar habida cuenta de la situación de desencuentro que mantenía con el resto de fuerzas políticas.
En lo que sí parece coincidir todos los análisis es que los atentados actuaron como revulsivo entre muchos de los indecisos y entre ciudadanos tradicionalmente abstencionistas, aunque más cercanos a la izquierda, que ese día acudieron masivamente y condicionados a las urnas incrementando la participación por encima de toda previsión, provocando la victoria clara del PSOE.
La veracidad de una u otra hipótesis resulta imposible de probar dado que no existe manera de saber cuales hubiesen sido exactamente los resultados de no haberse producido los atentados. Lo cierto es que en los últimos sondeos previos presentados el sábado anterior daban una victoria justa para el PP con pérdida de mayoría absoluta pero asimismo arrojaban otra duda ya que se apreciaba de nuevo un cierto crecimiento en el voto al PSOE. Resulta imposible de medir en qué medida se disparó esa tendencia a partir del jueves ya que la última semana antes de las elecciones España tiene prohibida por ley la realización de sondeos electorales.
Sin embargo es sabido que todos los atentados terroristas cometidos a lo largo de la historia tienen una componente de arma política.
El asesinato del archiduque Francisco Fernando (1914), heredero del imperio Austro-Húngaro por el grupo terrorista serbio la mano negra, el de Carrero Blanco (1973) por ETA, los atentados de ETA en las proximidades de elecciones territoriales (1998) o nacionales (2000) o los atentados en Irak en la jornada de elecciones (2005) son algunos de los ejemplos más claros en los que los terroristas buscaban efectos políticos. En ciertas ocasiones los consiguieron y en otras consiguieron justo el efecto contrario al buscado.
En el caso del 11-M el atentado se produjo tres jornadas antes de las elecciones nacionales del 14 de marzo, buscando posiblemente influenciar el resultado de las mismas.
Según el informe policial de conclusiones terminado el 3 de julio de 2006, remitido al juez Juan del Olmo e incorporado al sumario judicial del 11-M, entre el magma de objetivos y amenazas por parte del islamismo internacional que los ejecutores materiales del atentado tomaron como inspiración, un documento de Global Islamic Media (una página web consultada por los ejecutores del atentado) planteaba en el caso español una serie de objetivos estratégicos: 19
1. Provocar un cambio de gobierno
2. Conseguir la retirada de las tropas españolas y por contagio o reiteración de las acciones terroristas, en otros paises
3. El aislamiento de las tropas estadounidenses
Aunque es difícil asegurar cual fue el efecto conseguido por los atentados, pueden servir como indicador del mismo las encuestas encargadas por los medios de comunicación la semana anterior.20 Todas ellas daban como ganador al PP variando solo en el porcentaje de personas (de un 59% a un 70%) que opinaban que ganaría este partido (frente a un 6-12 % de personas que pensaban que vencería el PSOE). Las encuestas posteriores al 14-M indicaban que el 64% de las personas creían que "el PSOE no hubiera ganado las elecciones si no hubieran tenido lugar los acontecimientos del 11-M" (frente a un 23% que opinaban lo contrario).21
La diferencia entre los partidos mayoritarios había ido experimentando un sostenido descenso a medida que se acercaba el día de las elecciones. En los primeros días de marzo estaba cifrada en aproximadamente 5 puntos a favor del PP. Sin embargo, había encuestas que reducían esta ventaja a apenas 2,5 puntos.22 obteniendo finalmente el PSOE una diferencia de 7 puntos en el resultado de las elecciones, un 12% de diferencia frente a las previsiones. Nunca se había dado una diferencia tan grande entre las encuestas y el resultado final.
Otro indicador útil podría ser el voto por correo, emitido antes de los atentados. Esos votos daban como vencedor al PP (44,9%) frente al PSOE (36,1%), con datos muy similares a las encuestas previas a los atentados citadas.
La cuantificación de la influencia política es algo evidentemente difícil. Un análisis21 que cuantifica esa influencia indicó varios aspectos, resumidos en los siguientes efectos sobre los votantes:
La activación de 1.700.000 votantes movidos por el atentado y el clima provocado en los días posteriores,
La decisión de no votar de 300.000 votantes por los mismos motivos y
La conversión del voto de 1.100.000 votantes.
El número de votantes en esas elecciones fue el más alto de la historia de la democracia española (con 25 millones) en número, pero no en el porcentaje de votantes (74%) que participaron en las mismas con respecto al censo electoral total (1977 - 78%, 1982 - 78%, 1993 - 76%, 1996 - 78%). Un porcentaje tan elevado solo se da en condiciones de lo que se ha dado en llamar vuelco electoral o deseo de cambio.
Otra influencia importante de los atentados en las elecciones fue el del llamamiento del "voto útil" que provocó la polarización más importante en unas elecciones nacionales. De hecho el 82% de los votos se repartieron entre el PSOE (10.909.687) y el PP (9.630.512). El total de los otros partidos sumaron 3.827.501 votos. El PSOE logró el mayor número de votos jamás logrado en unas elecciones nacionales, y aun así no obtuvo la mayoría absoluta debido al gran número de votos obtenido por el PP.
Las hipótesis que se han planteado para explicar el efecto producido en las elecciones son cuatro, a saber:
La existencia de un deseo latente de cambio de gobierno,
La conmoción provocada por los atentados en los ciudadanos,
Un castigo al gobierno por la participación en la guerra de Irak y
La manipulación informativa llevada a cabo por el Gobierno y contra el Gobierno.
Todas ellas son necesarias para conseguir el efecto que se produjo en las elecciones.
En otras ocasiones (EE. UU., Reino Unido) se ha producido el efecto inverso, el llamado agrupamiento tras la bandera. En esas ocasiones la gestión de la emergencia se llevó a cabo siguiendo estrictos procedimientos políticos que no se dieron en España. Las claves en la gestión de una emergencia como la del 11-M son:23
Informar puntualmente a los medios de comunicación de los avances en la investigación policial, sin adornos, añadidos ni recortes.
Es importante que los informadores de esos avances sean personas de gran confianza por parte del público, a ser posible, miembros de las FCSE o investigadores forenses que además formen parte del gabinete de emergencia.
Los miembros del gobierno no deben involucrarse en la interpretación de los datos, sino solo apoyar a las instituciones estatales y sus investigaciones.
Deben seguirse estrictamente los procedimientos de emergencias graves, reuniendo a los gabinetes previstos para las mismas y seguir puntualmente sus consejos.
Toda la información, sin excepción, propagada por los medios de comunicación, nacionales o internacionales, deberá ser analizada rigurosamente e introducida en los informes del gabinete de emergencia.
Ninguno de estos puntos fue correctamente aplicado por el gobierno en los días posteriores al atentado:
El presidente del gobierno nunca convocó al gabinete de emergencia previsto, sino que formó un gabinete de emergencia improvisado y diferente.
La información de las investigaciones policiales era suministrada directamente por un miembro del gobierno (Concretamente el Ministro de Interior Miguel Angel Acebes y el Ministro Portavoz del Gobierno Eduardo Zaplana).
No se tuvieron en cuenta las distintas hipótesis utilizadas en otros medios de comunicación tanto nacionales como extranjeros para ser incorporadas a los análisis.
Hubo información policial suministrada antes por los medios de comunicación que por el propio gabinete de emergencia.
Investigaciones posteriores
Sumario judicial
Las investigaciones sobre la autoría están aún abiertas y las dirige el juez Juan del Olmo. Según los datos hechos públicos del sumario instruido por este juez, el atentado habría sido perpetrado por una célula terrorista local formada por ex-delincuentes convencidos para ir al "buen camino" por un imán de la mezquita de Madrid. Actuaron sigiendo las directivas de Al-Qaeda de organizarse por su cuenta tratando de usar al máximo recursos locales. Poco más de un año más tarde, dos grupos independientes de adolescente ingleses de religión musulmana repetirían el método. Aunque estas células son locales, siempre hay un individuo que los entrena y da rigor a sus acciones. Estos activistas suelen haber tenido relación con organizaciones extremistas y haber recibido entrenamiento a su vez en Pakistán, Afganistán o en el sudeste asiático. Suelen abandonar el país justo antes de que se cometan los atentados.
Entre los presuntos integrantes la célula española responsable del 11-M se encontrarían Serhane Ben Abdelmajid "El Tunecino", presunto coordinador de los atentados, y Jamal Ahmidan "El Chino", considerado pieza clave en su desarrollo logístico. Éstos y otros cinco individuos murieron en la explosión de su piso dos días después de los atentados, cuando iban a ser detenidos por la policía en Leganes. Se cree que fue un suicidio. Uno de los GEO que intentaban detenerlos también murió en la explosión. Cuatro de los muertos eran delicuentes comunes, relacionados con el tráfico de drogas.
El 6 de mayo de 2004, el FBI arrestó en Portland, Oregón, Estados Unidos, al abogado estadounidense Brandon Mayfield, converso al Islam, al determinar que era suya una huella dactilar encontrada por los investigadores españoles en la mochila con explosivos que no estalló; sin embargo, el Gobierno español anunció el 21 de mayo siguiente que la huella pertenecía al ciudadano argelino Ouhnane Daoud.
El 8 de junio de 2004 fue arrestado en Milán Rabei Osman el Sayed Ahmed, alias Mohamed el Egipcio, considerado el cerebro del 11-M y el ideólogo fundamental de Al Qaida en Europa. Encarcelado en Italia por su pertenencia a Al Qaida, cuatro meses después fue extraditado a España, siendo finalmente fue absuelto de todos los cargos.
El 16 de noviembre de 2004 fue condenado el primer imputado por el atentado del 11-M, un menor de 16 años de nacionalidad española.
Al parecer, los teléfonos que se usaron para hacer detonar las mochilas bomba fueron liberados en la tienda de Maussili Kalaji, policía nacional de origen sirio.
De acuerdo con los datos del sumario, estos terroristas islámicos habrían recurrido a españoles no musulmanes para conseguir los explosivos. Los activistas islámicos adquirieron a Suárez Trashorras dinamita procedente de Mina Conchita, una explotación minera de caolín en Asturias, en el norte de España. La falta de control por parte de los responsables de la empresa y la relajación en la vigilancia por parte de las autoridades permitieron la sustracción del explosivo sin levantar sospechas. Hasta la sentencia del juicio se habló de la llamada “trama asturiana de explosivos”, de la que formarían parte Antonio Toro, Carmen Toro, Suárez Trashorras, Rafá Zouhier, etc, pero su existencia no quedó demostrada en el mismo condenándose únicamente a Trashorras por facilitar el explosivo con conocimiento del fin para el que iba a ser utilizado24
A consecuencia de un error del juez Del Olmo, uno de los encausados, Saed El Harrak, debió ser excarcelado, lo que le supuso una sanción por falta leve por parte de la Audiencia Nacional.25
La instrucción del sumario ha sido considerada negligente por los mismos medios de comunicación que continúan insistiendo en la posibilidad de que ETA estuviera implicada en el atentado terrorista. El Presidente de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional consideró, a título personal, que del error de Del Olmo se derivaban responsabilidades.
Auto de procesamiento
El martes 11 de abril del 2006 el magistrado de la audiencia nacional del Olmo concluye que el atentado fue inspirado pero no ejecutado por la red Al-Qaeda justificando la acción en la participación española en la Guerra de Iraq.
El juez instructor atribuye la autoría de los atentados del 11-M al Grupo Islámico Combatiente Marroquí (GICM), al que se refiere como "máximo referente del Movimiento Salafista Yihadista en nuestro país".
Tras más de dos años de investigaciones, el auto de procesamiento incluyó finalmente a 29 de los 116 imputados en la causa.
Jamal Zougam y Abdelmajid Bouchar fueron los imputados clave. Se les acusó de los 191 asesinatos del 11-M y 1.755 en grado de tentativa. Aunque la sentencia finalmente condenó a Abdelmajid Bouchar por tenencia de explosivos y pertenencia a banda armada a 18 años de cárcel, le exculpó de participar en el atentado.
Nueve españoles se encuentran entre las 29 personas que han sido procesadas de los 160 imputados. Todos están vinculados a la 'trama asturiana' que suministró los explosivos y que estaba encabezada por el ex minero José Emilio Suárez Trashorras.
Los supuestos ideólogos eran Rabei Osman 'Mohamed El Egipcio', Hassan el Haski y Youssef Belhadj 'Abu Dujan'. Fueron procesados por conspiración. La sentencia condenó a los dos últimos a 12 años de cárcel por pertenencia a banda armada (Rabei Osman 'Mohamed El Egipcio', que ya cumplía condena en Italia por el mismo delito, fue absuelto en aplicación del principio ne bis in idem), pero los exculpó de la participación en el atentado.
Sentencia 65/2007 (Sumario número 20/04)
La sentencia relata en sus Hechos Probados (folio 172) que:
"Sarhane Ben Abdelmajid Fakhet, Jamal Ahmidan, alias El Chino, Mohamed Oulad Akcha, Rachid Oulad Akcha, Abdennabi Kounjaa, Asrih Rifaat Anouar, Allekema Lamari y una octava persona que no ha sido identificada, junto con otras que se dirán (Jamal Zougham y Otman el Gnaoui), en la mañana del día 11 de marzo de 2004 colocaron, en cuatro trenes de la red de cercanías de Madrid, trece artilugios explosivos de iniciación eléctrica compuestos por dinamita plástica y detonador alimentados y temporizados por un teléfono celular o móvil.
Los nombrados, sobre las 21 horas del día 3 de abril de 2004, ante la inminencia de su detención por la policía, que les tenía cercados en la vivienda que ocupaban en la calle Martín Gaite núm. 40, piso 1º A, de Leganés, decidieron suicidarse detonando varias cargas de dinamita de la marca Goma 2 ECO que, además de causarles la muerte a ellos, mataron al subinspector del Grupo Especial de Operaciones del Cuerpo Nacional de Policía don Francisco Javier Torronteras.
Los ocho ocupantes del piso junto con los procesados Rabei Osman Al Sayed Ahmed, Hassan El Haski, Youseff Belhajd, Abdelmajid Bouchar, Jamal Zougham, Basel Ghalyoun, Otman el Gnaoui, Gnaout o Kanoui, Mohamed Larbi Ben Sellam, Rachif Aglif, Mohannad Almallah Dabas, Fouad el Morabit Anghar, Mohamed Bouharrat, Saed el Harrak y Hamed Ahmidan, son miembros de células o grupos terroristas de tipo yihadista que, por lo que ahora interesa, mediante el uso de la violencia en todas sus manifestaciones, pretenden derrocar los regímenes democráticos y eliminar la cultura de tradición cristiano-occidental, sustituyéndolos por un Estado islámico bajo el imperio de la sharia o ley islámica en su interpretación más radical, extrema y minoritaria."
La sentencia absolvió a siete de los 29 procesados, otro más fue exculpado durante el juicio oral, condenando a penas de miles de años de prisión a Otman El Gnanoui (42.919), Jamal Zougam (42.917) y José Emilio Suárez Trashorras (34.715).
La sala no halló pruebas, sin embargo, para condenar como autores intelectuales (autores de un delito de conspiración para delito terrorista) a ninguno de los tres procesados a los que la Fiscalía atribuía esta condición: Rabei Osman El Sayed, "Mohamed el Egipcio", Hassan El Haski y Youssef Belhadj.
La sentencia descarta la eventual participación de ETA en los ataques, avala la instrucción de Juzgado de Instrucción, determina que el explosivo empleado fue robado en Mina Conchita y no entra a valorar las motivaciones del atentado, o la posible incidencia de la participación de España en la Guerra de Iraq o Agfanistán.
En la actualidad continúan instruyéndose cinco diligencias separadas relacionadas con el 11-M, permanecen cuatro sospechosos huidos y siete perfiles genéticos "especialmente relevantes" permanecen aún sin identificar.
El Tribunal Supremo ha anunciado que celebrará en julio de 2008 las vistas de los recursos de casación interpuestos contra la sentencia de la Audiencia Nacional.

No hay comentarios:

Publicar un comentario