Autarquía, 1939-1959La no intervención de España en la Segunda Guerra Mundial la distanció de los planes europeos de recuperación y la dejó en una situación de completo aislamiento. En el período posterior a la Guerra Civil, los esfuerzos internos se dirigieron hacia la reconstrucción del país, especialmente de edificios y medios de transporte, al mismo tiempo que se instituía una política de racionamiento para cubrir las necesidades mínimas de subsistencia. Tras la Guerra Civil pues, España adoptó un modelo de desarrollo interior conocido como autarquía, cerrando sus fronteras a la entrada de mercancías, servicios y capital extranjero. Este concepto de política económica se vió condicionado por la siguiente consideración: España no había participado en la Segunda Guerra Mundial pero tenía una cierta afinidad política con los países derrotados por lo que se vió sometida a un aislamiento político. Sin embargo, el diseño de la política económica se basó en la convicción de que la economía española tenía los recursos necesarios de producción, sin tener que depender de otros países, para satisfacer todas las necesidades sociales y además conseguir un desarrollo económico.
Este proteccionismo fue acompañado de una fuerte intervención estatal, tanto en el proceso de establecer precios y niveles de interés, como por su participación en la industria a través del Instituto Nacional de Industria (INI), compañía pública que asumió la responsabilidad del desarrollo industrial.
Esta política económica estaba destinada al fracaso porque España no poseía suficiente materia prima ni tecnología, y su alcance no permitió el desarrollo de negocios lo suficientemente grandes para ser competitivos y capaces de exportar y generar capital para importar los materiales necesarios para el crecimiento de la economía española. Todo ello llevó a un radical cambio de estrategia que fue formulado en el Plan de Estabilización de 1959.
Este proteccionismo fue acompañado de una fuerte intervención estatal, tanto en el proceso de establecer precios y niveles de interés, como por su participación en la industria a través del Instituto Nacional de Industria (INI), compañía pública que asumió la responsabilidad del desarrollo industrial.
Esta política económica estaba destinada al fracaso porque España no poseía suficiente materia prima ni tecnología, y su alcance no permitió el desarrollo de negocios lo suficientemente grandes para ser competitivos y capaces de exportar y generar capital para importar los materiales necesarios para el crecimiento de la economía española. Todo ello llevó a un radical cambio de estrategia que fue formulado en el Plan de Estabilización de 1959.
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