El huracán asola las costas del Estrecho de Florida durante los días nueve, díez, once y la madrugada del doce de septiembre. Es el mayor que se ha conocido en la zona desde hace muchos años. De hecho este huracán resultará ser el mayor del siglo. En Key West las pérdidas se cifran en más de tres millones de dólares. Muchas pequeñas embarcaciones zozobran o embarrancan. El Corydon, un vapor de 2.351 toneladas y construido hace menos de un año, se hunde con 27 de sus tripulantes en la noche del día 9.
Y del Valbanera nada se sabe. Al ser un barco de gran porte se supone que pueda estar en algún lugar del Golfo capeando el temporal. Se le telegrafía desde La Habana y desde La Estación Naval de Key West, pero no hay respuesta. Tampoco resulta muy extraño. Por aquel entonces no era difícil que un fuerte temporal destruyese las antenas de telegrafía de un barco. Cuando llega el día 12 la inquietud empieza a adueñarse de los agentes de Pinillos en La Habana. Hace tres días que un barco que se suponía el Valbanera intentó entrar en el puerto. En las islas vecinas nadie tiene noticias del buque ni de las 488 personas que viajan abordo.
El día 12, aproximadamente a las 1:15 P.M. el operador de guardia en la Estación Radiotelegráfica de Key West recibe un mensaje de un vapor que se identifica con el distintivo de llamada JTHC. El operador da un respingo. No le hace falta buscar en el libro de códigos el nombre del vapor que está llamando. Es el Valbanera. Tras un lapso de tres días sin dar señales de vida el trasatlántico español ha aparecido saliendo de la nada. Está preguntando en Morse si hay algún mensaje para él. El operador avisa a sus superiores y diez minutos después responde a la llamada del Valbanera. Pero el buque ya no responde. Lo intenta una y otra vez, pero no consiguen respuesta. Tal y como ha aparecido, el vapor ha vuelto a desvanecerse.
Venta en El Tablado
Hace 16 años
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