El asesinato: La "Operación Ogro"20 de diciembre de 1973
"Operación Ogro" es el nombre en clave por el que ETA denominó a este magnicidio. Los miembros de ETA se desplazaron hasta Madrid y alquilaron un semisótano en el número 104 de la calle Claudio Coello; a partir de allí excavaron un túnel hasta el centro de la calzada donde colocaron cerca de 100 kilogramos de Goma-2 que hicieron explosionar el 20 de diciembre de 1973 al paso del coche de Carrero Blanco, quince minutos antes del inicio del juicio contra diez miembros del entonces sindicato clandestino Comisiones Obreras, conocido como “Proceso 1001”.
La explosión que acabó con la vida de Carrero Blanco fue tan violenta que el coche voló por los aires y cayó en la azotea de un edificio anexo a la iglesia donde había asistido a misa momentos antes. Su hija Ángeles que siempre lo acompañaba no fue ese día, lo cual evitó más muertes.
También fallecieron otras dos personas, el inspector de Policía, José Antonio Bueno Fernández, y el conductor del vehículo José Luis Pérez Mogena.
Carrero Blanco, pese a haber sido advertido de la posibilidad de sufrir un atentado[2] se negó a extremar sus escasas medidas de seguridad; su horario y sus itinerarios eran invariables y el coche en el que se desplazaba no estaba blindado.
Como indicaba el comunicado en el que ETA asumía la autoría del atentado, el objetivo era intensificar las divisiones existentes en el seno del régimen.
La ejecución en sí tenía un alcance y unos objetivos clarísimos era la persona de más poder del régimen y con menos protección, pese haber sido avisado de las intenciones de ETA.
Según declaraciones de Txikia, uno de los miembros del comando, era "una pieza fundamental" e "insustituible" y representaba al "franquismo puro:
"La ejecución en sí tenía un alcance y unos objetivos clarísimos. A partir de 1951 Carrero ocupó prácticamente la jefatura del Gobierno en el Régimen. Carrero simbolizaba mejor que nadie la figura del «franquismo puro» y sin ligarse totalmente a ninguna de las tendencias franquistas, solapadamente trataba de empujar al Opus Dei al poder. Hombre sin escrúpulos montó concienzudamente su propio Estado dentro del Estado: creó una red de informadores dentro de los Ministerios, del Ejército, de la Falange y aún dentro del Opus Dei. Su policía logró meterse en todo el aparato franquista. Así fue convirtiéndose en el elemento clave del sistema y en una pieza fundamental del juego político de la oligarquía. Por otra parte llegó a ser insustituible por su experiencia y capacidad de maniobra y porque nadie lograba como él mantener el equilibrio interno del franquismo […]"
Placa en honor a Carrero Blanco donde sufrió el atentado que acabó con su vida.La complejidad del atentado ha hecho sospechar que tal vez otras entidades estuvieron implicadas en el mismo, siendo la más mencionada la CIA, dicha afirmación ha sido negada por los propios autores del atentado.[3]
La única persona que supuestamente vio la cara al conocido como el "hombre de la gabardina blanca" que entregó los horarios y rutas de Carrero Blanco en el "Hotel Mindanao" de Madrid murió a manos del BVE en 1978.[4]
Uno de los presuntos autores del atentado fue asesinado poco después.
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Hace 16 años
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